Los dentífricos son insuficientes para prevenir o aliviar la sensibilidad dental

Cada vez es mayor el número de adultos que padecen hipersensibilidad dentinaria o ‘sensibilidad dental’, esto es, episodios de dolor dental agudo y transitorio provocados por la exposición de la dentina –material mineral que, comúnmente conocido como ‘marfil’, se sitúa entre el esmalte y la pulpa– a ‘estímulos’ externos, como sería el tomar una bebida fría. De hecho, se estima que en torno a un 15% de los adultos de nuestro país ya padece este tipo de hipersensibilidad, lo que explica que en las últimas dos décadas hayan aparecido en el mercado multitud de pastas de dientes capaces de prevenir estos episodios de dolor. O así lo asegura su publicidad. Pero, ¿realmente funcionan? Pues según los resultados de un estudio internacional dirigido por investigadores de la Universidad de Berna (Suiza), no.

Como explica Samira Helena João-Souza, directora de esta investigación publicada en la revista «Scientific Reports», «los estudios han demostrado que la dentina debe estar expuesta con los túbulos dentinales abiertos para que haya hipersensibilidad, y la erosión es una de las causas de esta exposición de la dentina. Esa es la razón por la que hemos analizado los dentífricos que afirman ser antierosivos y desensibilizantes».

Dentífricos al rescate

La hipersensibilidad dental se produce en la mayoría de los casos por la erosión o abrasión del esmalte que cubre los dientes. Y es que una vez dañado este esmalte, la dentina queda ‘expuesta’ a los estímulos externos. Pero, ¿cuál es la razón por la que se deteriora el esmalte? Pues como indica Samira Helena João-Souza, «la erosión dental es multifactorial. Tiene que ver con el cepillado pero, sobre todo, con la dieta. Y es que los alimentos y bebidas son cada vez más ácidos».

Por tanto, un posible remedio para esta hipersensibilidad sería el uso de dentífricos capaces de proteger el esmalte y de desensibilizar el nervio de la ‘raíz’ o pulpa del diente. Así que lo que hicieron los autores fue coger ocho dentífricos antierosivos y/o desensibilizantes que ya comercializados en la Unión Europea y analizar si, efectivamente y tal y como rezan los anuncios, pueden evitar el dolor dental.

Ninguno de los dentífricos evaluados fue capaz de prevenir la erosión dental o la hipersensibilidad de la dentina

Los autores utilizaron premolares humanos ‘donados’ para la investigación científica, saliva artificial y una máquina de cepillado automático. Y lo que hicieron fue simular durante cinco días el efecto del cepillado diario con cada uno de los dentífricos sobre el esmalte dental. Pero aún hay más. Además de la pasta de dientes, los autores también añadieron una solución ácida. Y con objeto de contar con un ‘grupo control’, recurrieron a un noveno dentífrico al que la publicidad no atribuía ninguna propiedad antierosiva ni desensibilizante.

Sin embargo, el estudio no acabó aquí. Además de calcular la pérdida de esmalte durante el cepillado, los autores también midieron el pH y los niveles de calcio, fosfato y flúor de cada uno de los nueve dentífricos, así como su contenido en partículas abrasivas y su humectabilidad –esto es, la facilidad con la que la mezcla entre la pasta de dientes y la saliva se extiende sobre la superficie dental.

Hay que seguir investigando

Los resultados mostraron que los nueve dentífricos evaluados provocaron el deterioro progresivo del esmalte dental durante los cinco días de cepillado. O lo que es lo mismo, que ninguno presentó el efecto antiabrasivo prometido en los anuncios.

Como refiere la directora de la investigación, «ningún dentífrico fue mejor que los demás. Es cierto que algunas pastas de dientes causaron una menor pérdida de superficie, pero todos mostraron un efecto similar al del dentífrico ‘control’. Por tanto, y si bien hubo algunas diferencias numéricas, todos fueron similares desde un punto de vista estadístico».

En definitiva, como concluyen los autores, «los dentífricos evaluados en nuestro trabajo cumplen una función, pero debería ser utilizados como un complemento, no como un tratamiento para la sensibilidad dental. Para ello, se requieren tres factores: un tratamiento prescrito por un dentista; el uso de una pasta de dientes adecuada; y un cambio en el estilo de vida, especialmente de la dieta».

Así, parece que los dentífricos no son la solución, por lo que la investigación sigue su curso. Como concluye Samira Helena João-Souza, «dado que ninguno de los productos evaluados fue capaz de prevenir la erosión dental o la hipersensibilidad de la dentina, estamos llevando a cabo otros estudios relacionados con la dentina para encontrar otras posibles alternativas».

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